lunes, 4 de abril de 2016

Fábula: El pequeño pececito.

Campo: Lenguaje y comunicación.
Competencia: Escucha y cuenta relatos literarios que forman parte de la  tradicional oral.

El pequeño pececito:
Había una vez, y te lo digo porque me lo contaron (me lo contó un ratoncito muy viajero que haba estado por los mares navegando y había conocido a un pececito muy inquieto que se lo encontró cuando él estaba pescando…). El ratón me conto un relato que me dejó alucinado. Abre tus orejas y atiende a mi cuento.
Existía un pececito que vivía  en lo más profundo del mar, era pequeñito y lleno de bonitos colores con manchitas en su piel. Su mamá estaba loca con él, nunca paraba, siempre quería jugar y a la escuela no quería ir a estudiar. Su mamá siempre le decía:
-Pececito vete a la escuela, porque no llegaras a ser nada y no aprenderás a poder esquivar a las redes y cañas de pescar…
Pero el pececito se reía de su mamá y le decía:
-Ay mamá, déjame disfrutar y poder navegar, soy muy joven y quiero conocer el mar.
Su mamá se llevaba las aletas a la cabeza y lo dejaba navegar, no podía retenerlo por mucho tiempo más.
El pececito feliz se recorría el mar, y un día encontró una gamba fácil de atrapar que colgaba asustada y fue corriendo a atraparla, era un gran manjar… Pero al comérsela con su boquita se dio cuenta de que se había quedado enganchado, no podía navega, y algo le empujó hacia el exterior… Muy asustado intentó escabullirse, pero estaba atrapado.
Entonces sintió como caía en algo duro y escuchó una vocecilla:
-¡Ohhh! Este es muy pequeño…
El pececillo lo miró, era un pequeño ratón, asustado le pidió que lo dejara, que quería volver con su mamá. El ratoncito lo miró y le sonrió:
-¿Tú no tendrías que estar en la escuela?
Eres muy pequeño para andar sólo por estos mares, deberías estar estudiando… Gracias que soy un ratoncito bueno, porque te podrían haber pescado los humanos y te hubieran llevado y acabarías frito…
El pececito lo miró muy asustado y empezó a llorar, quería volver con su mamá… El ratón lo tranquilizó y le aconsejo que en vez de surcar mares, tendría que ir a aprender para su futuro… El pequeño pez le prometió que estudiaría mucho y jamás le volvería a pasar nada de eso porque sería muy listo.
El ratón se alegró al oír eso, le soltó, y le pidió que volviera a casa con su madre para descansar. El pececito se tiró al agua y se despidió de su amigo el ratón, le dio las gracias y se sumergió…
Al poco rato llegó a su casa y su madre estaba muy preocupada. Cuando le vio se alegró y le dio muchos besos… Pececito le prometió ir a estudiar y ser muy listo, su madre muy contenta le dio más besos y le dijo que le había preparado gambas, pero pececito no tenía muchas ganas de cenar y miró a su madre con mala cara. En fin, eso hizo aprender a pececito y nunca más se fue solo por el mar y no falto a clase ningún día

Así me lo contó el ratoncito… ¿y sabes cómo lo encontré? Porque yo estuve allí, yo era aquel ratoncito aventurero…


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Fábula: Los dos amigos y el oso.

Campo: Lenguaje y comunicación.
Competencia: Escucha y cuenta relatos literarios que forman parte de la  tradicional oral.

Los 2 amigos y el oso.
Cierto día, dos amigos se encontraron dando un apacible paseo por el bosque. Como hace tiempo que no se veían, comenzaron a contarse todo aquello que les había sucedido en este prolongado periodo.
Tan absortos estaban en sus conversación, que no se dieron cuenta de que un enorme osos se acercaba a la carrera hasta su posición.
Cuando el oso estaba a un par de metros de los parlanchines amigos, estos por fin se dieron cuenta de su presencia.
El más resuelto de los dos, decidió subirse a un árbol para evitar ser devorado; el otro, mucho menos ágil se lanzó al suelo fingiendo estar muerto.
En un instante, el osos llegó hasta el lugar en el que el segundo amigo se encontraba y al ver que este no se movía, comenzó a olisquearlo y tocarlo con una de sus garras para comprobar si estaba realmente muerto.
Minutos después, el animal se alejó del lugar buscando algo que echarse a la boca, ay que los osos nunca comen a otros que estén muertos.
Al verle alejarse entre los arboles del bosque, el primer amigo se bajó raudo y veloz para comprobar si al que se había quedado abajo le había sucedido algo y preguntarle qué es lo que  el osos le había contado.
El otro muy ufano le dijo:
-Me ha dicho, que con amigos como tú, no necesito tener enemigos.

Moraleja: El amigo verdadero, nunca se apartará de ti, por muy grande que sea el peligro.


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Fabula: El león y el ratón.

Campo: Lenguaje y comunicación.
Competencia: Escucha y cuenta relatos literarios que forman parte de la  tradicional oral.

El león y el ratón.
Después de un largo día de caza, un león se echó a descansar debajo de un árbol.
Cuando se estaba quedando dormido, unos ratones se atrevieron a salir de su madriguera y se pusieron a jugar a su alrededor. De pronto, el más travieso tuvo ocurrencia de esconderse entre la melena del león, con tan mala suerte que lo despertó. Muy malhumorado por ver su siesta interrumpida, el león atrapo al ratón entre sus garras y dijo dando un rugido:
-¿Cómo te atreves a perturbar mi sueño, insignificante ratón? ¡Voy a comerte para que aprendas la lección!-
El ratón, que estaba tan asustado que no podía moverse, le dijo temblando:
-Por favor no me ates león. Yo no quería molestarte. Si me dejas te estaré eternamente agradecido. Déjame marchar, porque puede que algún día me necesites-
-¡Ja, ja, ja!- se rio el león mirándole-
-Un ser tan diminuto como tú, ¿de qué forma va a ayudarme? ¡No me hagas reír!
Pero el ratón insistió una y otra vez, hasta que el león conmovido por su tamaño y su valentía, le dejo marchar.
Unos días después, mientras el ratón paseaba por el bosque, oyó unos terribles rugidos que hacían temblar las hojas de los árboles.
Rápidamente corrió hacia lugar de donde provenía el sonido, y se encontró allí al león, que había quedado atrapado en una robusta red.
El ratón, decidido a pagar su deuda, le dijo:
-No te preocupes, yo te salvaré.
Y el león, sin pensarlo le contestó:
-Pero cómo, si eres tan pequeño para tanto esfuerzo.
El ratón empezó entonces a roer la cuerda de la red donde estaba atrapado el león, y el león pudo salvarse.
El ratón le dijo:
-Días atrás, te burlaste de mi pensando que nada podía hacer por ti en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos.

El león no tuvo palabras para agradecer al pequeño ratón. Desde este día, los dos fueron amigos para siempre.



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